Quien me iba a decir a mi, que iba a probar mi primera calçotada en Darmstadt. Y es que si algo abunda por aquí, esos son los catalanes, al final hasta acabaré aprendiendo catalán y todo.
Carlos se fue a Espana unos días y trajo calçots para que los probásemos, así que compramos bebida, carne y a hacer barbacoa. He de reconocer que esta costumbre que tienen se debería extender por todo el mundo, porque están bien buenos.
Madre mía, qué hambre me ha entrado con solo veros... me voy a merendar pero ya, jejejejeje
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